Bereiter,
C., & Scardamalia, M. (1992). Dos modelos explicativos de los procesos de
composición escrita. Infancia y
aprendizaje, 58(43-64).
Bereiter
y Scardamalia plantean la existencia de dos modelos para la composición de
textos escritos: el modelo de “decir el conocimiento” y el de “transformar el
conocimiento, estos representan las diferencias que se producen entre los
textos de escritores inmaduros y maduros (respectivamente). Según los autores,
los escritores inmaduros o novatos y los maduros o expertos, se distinguen
debido a que se enfrentan al proceso de escritura de manera distinta, lo que se
entiende desde “la manera de introducir el conocimiento” (Bereiter y
Scardamalia 1992: 44). Con respecto al modelo de “decir el conocimiento”, los
autores exponen que, para los escritores inmaduros, el contenido de un texto se
establece a través del reconocimiento de tópicos y de un género conocido. El proceso
de reconocer un tópico y un género, como base de la escritura, sirve como pista
para buscar en la memoria conceptos asociados, los que se van incorporando al
texto (Bereiter y Scardamalia 1992:46). El modelo “decir el conocimiento”
fomenta la coherencia, sin embargo, no se establece mediante procesos de planificación
o revisión, sino que se genera de forma automática.
Con
respecto al modelo de “transformar el conocimiento”, los autores exponen que
este utiliza el primer modelo enunciado, pero lo introduce en un proceso de
solución de problemas, el que se configura en torno a dos espacios: de contenido
y retórico. En el primer espacio, los contenidos se relacionan con los
pensamientos y creencias de un individuo, mientras que en el retórico se
plantean los objetivos discursivos, además de las relaciones entre los
contenidos y las reacciones del lector (Bereiter y Scardamalia 1992:48). La interacción
entre ambos espacios puede producir cambios del contenido y en la organización
del conocimiento del escritor (ibid.). Ambos modelos, muestran las diferencias entre
los procesos de composición de un texto que enfrentan escritores maduros e
inmaduros, donde los autores exponen la necesidad pedagógica de enseñar a los
individuos a transitar desde un modelo de “decir el conocimiento” a uno de
“transformar el conocimiento”. Es a través de ese último modelo, que se
construyen textos bien formados, ya que los escritores inmaduros, se quedan en
la representación de las primeras ideas que aparecen al momento de escribir, en
vez de abordar la escritura como un proceso de relaciones abstractas y complejas.
Entre
las diferencias que plantean los autores entre el modelo de “decir el
conocimiento” y el de “transformar el conocimiento” se plantea que los
escritores inmaduros presentan deficiencias en la escritura. Entre las problemáticas
de los escritores inmaduros se encuentran: la coherencia tópica –textos en
modelo de decir el conocimiento se quedan en tópicos más simples–, la buena
forma –textos que se ajustan a primer modelo se quedan en la estructura del
género literario, aunque no alcancen objetivos– y la prosa basada en el
escritor –prosa del escritor inmaduro se basa en lo que piensa el escritor, en
vez de adaptarse al pensamiento del lector–. Así mismo, Bereiter y Scardamalia
identifican diferencias en el proceso de escritura de ambos modelos en cuanto
al tiempo de la escritura –escritores inmaduros tienen una puesta en marcha del
texto más rápida, mientras que los maduros se demoran más en la organización
del texto–, la confección de borradores –escritores
maduros entienden el borrador como distinto al producto, mientras que escritores
inmaduros incluyen la totalidad de las ideas del borrador en el escrito final–,
la planificación y la revisión. Las diferencias
entre escritores maduros e inmaduros se identifican, además, en la capacidad de
recordar el proceso de escritura, si bien ambos recuerdan una cantidad similar
de información de los textos que han escrito, los escritores inmaduros se
quedan en los contenidos, mientras que los maduros establecen relaciones
estructurales, los objetivos del texto y claves del contenido.
Finalmente,
los autores presentan dos intervenciones que ayudan a que escritores inmaduros
pasen del modelo “decir el conocimiento” al de “transformar el conocimiento”. Por
un lado, realizar ciclos reflexivos: “la idea es la de modificar el desarrollo
secuencial de <<decir el conocimiento>> haciendo que el alumno
re-piense las decisiones, considere alternativas y dirija su atención hacia
aspectos de la tarea de composición (…)” (Bereiter y Scardamalia 1992: 60) y,
por otro lado, generar que los alumnos perciban sus propios procesos de
composición y se enfrenten a procesos de escritura maduros. Esta última
intervención permite a los autores concluir que, para que los escritores
inmaduros lleguen al modelo de “transformar el conocimiento”, es necesario
entregar “modelos explícitos de competencia madura” (Bereiter y Scardamalia 1992:63),
ya que cuando se les entregan estos modelos, y se establecen marcos y objetivos
específicos, los estudiantes pueden generar escritos más complejos y
desarrollar los métodos necesarios para la elaboración de textos.
El
texto de Bereiter y Scardamalia da énfasis a la distinción de los modelos
expuestos, con el objetivo de entregar herramientas para que los escritores
puedan desarrollar textos más complejos o maduros. Las diferencias que se
plantean entre el modelo de “decir el conocimiento” y “transformar el
conocimiento” son estructurales, ya que pueden ser implementadas a través de
pautas específicas en escritores inmaduros. De esta manera, la necesidad de
enseñar a planificar, elaborar borradores, considerar el tiempo de escritura y establecer
relaciones más complejas, adquiere relevancia en la composición textual, ya que
permite comprender la escritura como un proceso más que como un producto. El texto
en cuestión se considera como un material pedagógico importante, ya que las
claves que entrega pueden ser implementadas fácilmente en la enseñanza de la
escritura. Además, los autores incluyen ejemplos textuales y cifras
estadísticas sobre los métodos utilizados por escritores maduros e inmaduros, a
través de esto, se comprende que ambos tienen procesos cognitivos y
psicológicos distintos al momento de escribir, sin embargo, el modelo de “transformar
el conocimiento” puede ser enseñado a escritores inmaduros, a través de
distintas herramientas que permiten elaborar textos escritos más complejos y
mejor formados.
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