Blog creado para las fichas de lectura del curso Didáctica del Lenguaje 1

sábado, 17 de junio de 2017

Decir el conocimiento y transformar el conocimiento

Bereiter, C., & Scardamalia, M. (1992). Dos modelos explicativos de los procesos de composición escrita. Infancia y aprendizaje, 58(43-64).
Bereiter y Scardamalia plantean la existencia de dos modelos para la composición de textos escritos: el modelo de “decir el conocimiento” y el de “transformar el conocimiento, estos representan las diferencias que se producen entre los textos de escritores inmaduros y maduros (respectivamente). Según los autores, los escritores inmaduros o novatos y los maduros o expertos, se distinguen debido a que se enfrentan al proceso de escritura de manera distinta, lo que se entiende desde “la manera de introducir el conocimiento” (Bereiter y Scardamalia 1992: 44). Con respecto al modelo de “decir el conocimiento”, los autores exponen que, para los escritores inmaduros, el contenido de un texto se establece a través del reconocimiento de tópicos y de un género conocido. El proceso de reconocer un tópico y un género, como base de la escritura, sirve como pista para buscar en la memoria conceptos asociados, los que se van incorporando al texto (Bereiter y Scardamalia 1992:46). El modelo “decir el conocimiento” fomenta la coherencia, sin embargo, no se establece mediante procesos de planificación o revisión, sino que se genera de forma automática.
Con respecto al modelo de “transformar el conocimiento”, los autores exponen que este utiliza el primer modelo enunciado, pero lo introduce en un proceso de solución de problemas, el que se configura en torno a dos espacios: de contenido y retórico. En el primer espacio, los contenidos se relacionan con los pensamientos y creencias de un individuo, mientras que en el retórico se plantean los objetivos discursivos, además de las relaciones entre los contenidos y las reacciones del lector (Bereiter y Scardamalia 1992:48). La interacción entre ambos espacios puede producir cambios del contenido y en la organización del conocimiento del escritor (ibid.). Ambos modelos, muestran las diferencias entre los procesos de composición de un texto que enfrentan escritores maduros e inmaduros, donde los autores exponen la necesidad pedagógica de enseñar a los individuos a transitar desde un modelo de “decir el conocimiento” a uno de “transformar el conocimiento”. Es a través de ese último modelo, que se construyen textos bien formados, ya que los escritores inmaduros, se quedan en la representación de las primeras ideas que aparecen al momento de escribir, en vez de abordar la escritura como un proceso de relaciones abstractas y complejas.
Entre las diferencias que plantean los autores entre el modelo de “decir el conocimiento” y el de “transformar el conocimiento” se plantea que los escritores inmaduros presentan deficiencias en la escritura. Entre las problemáticas de los escritores inmaduros se encuentran: la coherencia tópica –textos en modelo de decir el conocimiento se quedan en tópicos más simples–, la buena forma –textos que se ajustan a primer modelo se quedan en la estructura del género literario, aunque no alcancen objetivos– y la prosa basada en el escritor –prosa del escritor inmaduro se basa en lo que piensa el escritor, en vez de adaptarse al pensamiento del lector–. Así mismo, Bereiter y Scardamalia identifican diferencias en el proceso de escritura de ambos modelos en cuanto al tiempo de la escritura –escritores inmaduros tienen una puesta en marcha del texto más rápida, mientras que los maduros se demoran más en la organización del texto–, la confección de borradores escritores maduros entienden el borrador como distinto al producto, mientras que escritores inmaduros incluyen la totalidad de las ideas del borrador en el escrito final–,  la planificación y la revisión. Las diferencias entre escritores maduros e inmaduros se identifican, además, en la capacidad de recordar el proceso de escritura, si bien ambos recuerdan una cantidad similar de información de los textos que han escrito, los escritores inmaduros se quedan en los contenidos, mientras que los maduros establecen relaciones estructurales, los objetivos del texto y claves del contenido.
Finalmente, los autores presentan dos intervenciones que ayudan a que escritores inmaduros pasen del modelo “decir el conocimiento” al de “transformar el conocimiento”. Por un lado, realizar ciclos reflexivos: “la idea es la de modificar el desarrollo secuencial de <<decir el conocimiento>> haciendo que el alumno re-piense las decisiones, considere alternativas y dirija su atención hacia aspectos de la tarea de composición (…)” (Bereiter y Scardamalia 1992: 60) y, por otro lado, generar que los alumnos perciban sus propios procesos de composición y se enfrenten a procesos de escritura maduros. Esta última intervención permite a los autores concluir que, para que los escritores inmaduros lleguen al modelo de “transformar el conocimiento”, es necesario entregar “modelos explícitos de competencia madura” (Bereiter y Scardamalia 1992:63), ya que cuando se les entregan estos modelos, y se establecen marcos y objetivos específicos, los estudiantes pueden generar escritos más complejos y desarrollar los métodos necesarios para la elaboración de textos.

El texto de Bereiter y Scardamalia da énfasis a la distinción de los modelos expuestos, con el objetivo de entregar herramientas para que los escritores puedan desarrollar textos más complejos o maduros. Las diferencias que se plantean entre el modelo de “decir el conocimiento” y “transformar el conocimiento” son estructurales, ya que pueden ser implementadas a través de pautas específicas en escritores inmaduros. De esta manera, la necesidad de enseñar a planificar, elaborar borradores, considerar el tiempo de escritura y establecer relaciones más complejas, adquiere relevancia en la composición textual, ya que permite comprender la escritura como un proceso más que como un producto. El texto en cuestión se considera como un material pedagógico importante, ya que las claves que entrega pueden ser implementadas fácilmente en la enseñanza de la escritura. Además, los autores incluyen ejemplos textuales y cifras estadísticas sobre los métodos utilizados por escritores maduros e inmaduros, a través de esto, se comprende que ambos tienen procesos cognitivos y psicológicos distintos al momento de escribir, sin embargo, el modelo de “transformar el conocimiento” puede ser enseñado a escritores inmaduros, a través de distintas herramientas que permiten elaborar textos escritos más complejos y mejor formados. 

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