Blog creado para las fichas de lectura del curso Didáctica del Lenguaje 1

lunes, 13 de noviembre de 2017

Del Salobrar, M. (2010) La webquest como recurso didáctico. Revista Autodidacta, 2, pp. 93-109

En este texto se describe un recurso didáctico nuevo, que es la WebQuest, definida por su creador Bernie Dodge, como “una actividad de investigación en la que la información con la que interactúan los alumnos proviene total o parcialmente de recursos de internet” (Dodge, 1995, en Del Salobrar, p.98). Esta se concreta en un solo documento para los estudiantes y se accede normalmente a través de la web.
Existen tres tipos de WebQuest:
A corto plazo: uno a tres periodos de clase
A largo plazo: una semana a un mes
Miniquest: máximo dos clases
La estructura de la WebQuest es la siguiente:
a.     Introducción: Contiene información básica para los estudiantes sobre la actividad, para orientarlos sobre lo esperado.
b.    Tarea: Es el resultado final esperado de las actividades de aprendizajes otorgadas. Si el producto final implica el uso de una herramienta, se debe incluir aquí (p. 100)
c.     Proceso: Es una lista numerada de los pasos a seguir para comunicar una secuencia de los que se debe realizar. Ayuda al “qué hay que hacer y en qué orden” (p.100)
d.    Evaluación: Se debe escribir clara y concretamente lo que será evaluado. Se deben explicitar los elementos de evaluación
e.     Conclusión: Resumen de lo que han aprendido o conseguido al completar la WebQuest. Debe extender la experiencia y animar a los estudiantes a que sugieran otras formas de hacer cosas con el fin de mejorar la actividad (p. 101)
Las tareas de una WebQuest:
Se realiza un apartado en específico para la elaboración de las distintas tareas, ya que es “la parte más importante de una WebQuest” (p.101). Ofrece al estudiante la meta y el foco y se concretan las intenciones curriculares, es decir, los objetivos de aprendizajes. Las categorías existentes son mas de cincuenta y las presentadas no son excluyentes, por lo tanto, pueden combinarse dos o más en una meta. Estas son:
1.     Tareas de Repetición: Lo principal es absorber información y reportar lo aprendido. Son poco desafiantes pero igual sirven un propósito.
2.     Tareas de recopilación: Buscar información en varias fuentes y ponerlas en un formato en común. Permite la toma de decisiones en la selección practica del material
3.     Tareas de misterio: Tomar un tema y encubrirlo dentro de un acertijo o historia de detectives. Funciona en estudiantes de primeros niveles, pero se puede extender para los más grandes.
4.     Tareas periodísticas: Juego de rol como reporteros para cubrir un evento. Recolectar y organizar la información para que encaje en géneros periodísticos.
5.     Tareas de diseño: Crear un producto o plan de acción, para cumplir una meta determinada dentro de una estructura establecida.
6.     Tareas de productos creativos: Producir algo dentro de un formato determinado. Tareas menos predecibles y resultados mas indefinidos, enfatizan las creaciones y la auto expresión para los criterios de evaluación
7.     Tareas para construcción de consenso: Exponer a los estudiantes las diferentes visiones y puntos de vista de un hecho o evento. La idea es articular, considerar y acomodar estas miradas.
8.     Tareas de persuasión: Argumentar a favor de una postura para influenciar en las opiniones.
9.     Tareas de autoconocimiento: Lograr mayor conocimiento de si mismo con recursos tanto dentro como fuera de la web.
10.  Tareas analíticas: Como se interrelacionan las cosas, tanto interna como externamente. La idea es que observen detenidamente una o varias cosas y buscar las relaciones entre ellas.
11.  Tareas de emisión de un juicio: Clasificación o valoración de diversos temas.
12.  Tareas científicas: La meta es acercarse al método científico, para que los estudiantes entiendan cómo funciona.
La conclusión de este texto es que la WebQuest funciona como una nueva metodología docente para el proceso de enseñanza-aprendizaje, buscando información y dar soluciones, concretizando las metas otorgadas por el docente.

El foco de lectura de este texto está determinado por una descripción de la WebQuest, como una nueva metodología para el proceso de aprendizaje. Es un texto que mira la Web o el mundo de internet como una estrategia docente la cual contiene mucho material que debe ser organizado por el profesor para el cumplimiento de una meta, contextualizada a algún objetivo curricular.

Este texto resulta clave para un acercamiento a recursos nuevos y ligados a las TIC’s, ya que, resulta tan descriptivo de cómo abordar las diferentes y múltiples tareas, más comunes, con una intención o meta, por lo que es muy útil para considerarlo como un nuevo recurso didáctico en el aula.

Sevilla, J. Alumnos y docentes investigadores creativos. Umbral, Revista de Educación, Cultura y Sociedad, 5, 102-110.

El texto aborda la investigación como un medio para el desarrollo de la creatividad tanto en estudiantes como en los docentes. La investigación en el aula es vista como un proceso básico para desarrollar habilidades y competencias desde un nivel inicial hasta la universidad (p. 102). Esto permite, desde y sobre la practica educativa, mejorar las estrategias de enseñanza-aprendizaje.
Las competencias son vistas como algo innato de cada persona y que maduran, es decir, no se educan, por lo tanto, todas las personas son capaces de realizar muchas actividades, como investigar, pensar, crear, construir y más, por ende, la educación es la guía para el desarrollo de estas competencias.
Las habilidades son estas actividades que se aprenden con la practica y guiadas por un tercero (p.103), como observar, nombrar, identificar, inferir, resumir, etc. A partir de este proceso se desarrolla una cultura investigativa que transforma la curiosidad natural en habilidad para problematizar situaciones (p. 103).
Es por lo anterior, que se asume la postura de que la investigación debe realizarse desde los niveles educativos iniciales teniendo en cuenta los objetivos generales educacionales (curriculum) (p. 104)
Los estudiantes investigadores deben, desde sus experiencias cotidianas, ser guiados por docentes para seguir el camino de un científico. Así se potencia esta competencia para tener más científicos y comprender el mundo desde este punto de vista (p.105). Esto siempre desde el enfoque para buscar la creación mediante la reflexión y la problematización del mundo.
La investigación en el aula se debe desarrollar de forma natural, aprenderla mediante el error, con un clima adecuado (p.105) y siempre guiado, ya que, “el error mas grande cometido por el docente, es mandar al alumno a buscar información sin procesarla y analizarla” (p.105). Así entonces, todo proyecto de investigación debe combinar tres tipos: científicos (para realizar investigaciones similares a los científicos), tecnológicos (producir y construir objetos de utilidad) y sociales (Problemas comunales con propuesta de soluciones). Todos estos de acuerdo al nivel y grado educativo. (p.105 – 106).
Todo proyecto debe planificarse y debe ser una actividad que estimule y desafíe a los estudiantes a interrogarse problemáticas. Para esto deben considerar: el criterio de la interacción y el diálogo para aprender reflexionando y considerar distintas alternativas. También el coprotagonismo, ya que el docente debe enseñar a preguntar a los estudiantes, lo cual resulta clave, porque convierte el aula en búsqueda de la verdad. Además, la significación del aprendizaje, porque el razonamiento se relaciona con la adquisición de significados. Por último, el aprendizaje de conceptos y procedimientos claves, en vez de cubrirse con cantidades extensa de información. Un proyecto con estas características fortalece la metacognición, ya que regula y favorece los propios procesos de aprendizaje y fomenta el aprendizaje cooperativo (p. 106). Los métodos recomendados para este desarrollo de proyectos son: la exposición problemática, la búsqueda parcial, conversión heurística y el método investigativo. (p.106)
Desde el punto de vista del docente investigador, debe fortalecer la duda como primer paso, para el fin de la enseñanza de la búsqueda (p. 107). Los docentes deben conformar equipos heterogéneos para aprovechar la discusión de los diferentes puntos de vista de cada estudiante. Es labor del docente promover nuevos intereses de búsqueda en los alumnos, además de que debe tener un buen manejo y conocimiento de la “materia que imparte” (p. 108)
Por último, luego de algunas consideraciones, plantea estrategias para la investigación en el aula, partiendo por el planteamiento de situaciones problemáticas, estudiarlas cualitativa y cuantitativamente, orientar el tratamiento científico, plantear los nuevos conocimientos en varias situaciones y comunicar los resultados a la comunidad.
El foco de lectura de este texto se basa en la experiencia de los docentes y los alumnos en las tareas de investigación. Resulta primordial el enfoque de la investigación como un eje del proceso de enseñanza-aprendizaje y, es más, tiene una tendencia a mostrar que es el docente quien debe ser el responsable tanto por enseñar una metodología investigativa, como aprender de los resultados obtenidos por sus estudiantes.

Este texto se puede valorar por la validación de la duda para la investigación desde los distintos niveles académicos, desde los más pequeños hasta el universitario. Es interesante que se plantee el trabajo de cuestionar y problematizar desde pequeños el mundo en que nos desenvolvemos, junto a su contexto. Esto resulta primordial para, luego de realizarse dichas cuestiones, investigarlas y así obtener un panorama completo que, además de ampliar el espectro del mundo a los alumnos, permite aprender al profesor sobre estas diferentes conclusiones a las que puedan llegar los estudiantes.

Pineda, L. Uribe, L, Díaz, E.(2007) ¿Cómo se entiende formar para la investigación en contextos de educación media y de educación superior? Revista Científica Guillermo de Okhham.5 (2), 11-22

En este texto, se realiza una revisión de la definición de la formación integral de un ser humano, desde el carácter formador de las instituciones escolares, como espacios donde los estudiantes se desarrollan en diversos sentidos, llegando a un punto donde la formación es algo dinámico, a través de acciones orientadas a la transformación de los sujetos (p.12), todo esto, para dar con el objetivo del estudio, el cual es el estadio y alcance de las investigaciones y prácticas y la formación para las investigaciones en los estudiantes. (p.13). Asume la posición de la importancia de la investigación, debido a que mira la formación como algo inherente del ser humano y ésta es una práctica que produce conocimiento (p.13).
También señala que la generación de un conocimiento es un quehacer de tipo práctico, vinculado con problemas y necesidades nacionales, institucional y comprometido y cuestionador de la construcción en cualquier práctica científica (p.14). Resume así, que generar conocimiento es complejo, al igual que formar para la investigación.
Define esto último como “fomentar y desarrollar en los sujetos una serie de habilidades y actitudes propias de la mentalidad científica” (p.14) Agrega que es “es un proceso social cultura e histórico en que los sujetos participan activamente en la búsqueda, adquisición y comprensión de los fundamentos filosóficos, epistemológicos y metodológicos, y de técnicas e instrumentos, que posibiliten la construcción de conocimientos científicos en un área determinada” (p.14).
La formación es definir el quehacer para la investigación y crear ambientes pedagógicos de enseñanza aprendizaje para que los estudiantes adquieran un panorama completo, así puedan ubicar y tomar las distintas acciones científicas que tengan por objetivo.
El aprendizaje genera las mismas prácticas de investigación y la investigación, en consecuencia, se convierte en un eje del currículo y de los cambios académicos de la institución educativa (p. 15 – 16)
El logro de lo anterior se realiza a través de estrategias y actividades donde el estudiante aprenda haciendo, es decir, actividades de tipo taller. Vista la investigación como estrategia para el aprendizaje, se genera la siguiente discusión luego de haber sido puesta a prueba:
- La investigación es vista como un medio nuevo de aprendizaje.
- La formación investigativa puede ser potenciada y desarrollada desde cualquier área.
- Las reuniones de área se conciben como espacios excepcionales para el desarrollo de discusiones teóricas, conceptuales y metodológicas para la investigación.
- El trabajo y las discusiones de las áreas contribuyen al desarrollo de la formación investigativa.
- Se debe flexibilizar la institución, en cuanto a estructura y organización académica y curricular para permitir el desarrollo libre y autónomo de la investigación.
- La experiencia y desarrollos institucionales con investigación resaltan en los contenidos donde se hayan investigado.
- Los logros quedan registrados como memorias.
- La sistematización de la investigación permite el mejoramiento de estas mismas, a través de reuniones para la autoevaluación de las actividades.
- Los estudiantes cuentan con compañía y asesoría durante el proceso investigativo.
- Los docentes tienen como criterio para el desarrollo de la investigación la contextualización con el contexto en que se desarrolla y, además, se le otorga libertad de cátedra al equipo docente.
- Se ha alcanzado estrategias metodológicas los propósitos de la formación investigativa, para cualquier área, es decir, una resolución de problemas de carácter interdisciplinario.
- El docente es quien dirige y propone las tareas y, además, una de estas estrategias es el trabajo en equipo, lo cual permite cubrir OAT en el curriculum.
- Enseñar y formar en investigación a los estudiantes implica lo mismo para el docente, es decir, es un aprendizaje recíproco.

El foco de lectura de este texto está dado por considerar a la investigación como un nuevo medio para el aprendizaje, por ende, la educación debe considerar la enseñanza o, mas bien, la formación en investigación para los estudiantes, ya que, es a través de esta, que se consigue desarrollar al hombre y trascender en su humanidad. La formación conduce al conocimiento, y generar un conocimiento resulta en un quehacer, es decir, en actividades y tareas que son dirigidas por un docente y además resultan trascendentales en el tiempo.

El texto, relacionado con el contexto de aula, resulta atractivo, porque propone un enfoque para rescatar la importancia de la investigación y de formar investigadores, como un aspecto inherente del ser humano, es decir, metodológicamente utiliza la investigación para llegar a las respuestas de lo que nos cuestionamos, tanto como actividades curriculares, como de cosas propias de la existencia.

Nussbaum, L. La discusión como género discursivo y como instrumento didáctico. En Hablar en clase. Cómo trabajar la lengua oral en el centro escolar (pp.19-28).

En este texto se desarrolla específicamente la discusión como un género e instrumento didáctico, es decir, que a través del diálogo se aprende. (p.19) La educación lingüística tiene dos metas, una como medio de aprendizaje y otra como objeto de reflexión, por lo tanto, explica la discusión como un género y como las practicas en el aula de este género actúa en función del conocimiento (p.20). Además, realiza la amalgama de las dos acepciones de discusión, que serpia conversar, debatir y disputar (p.20)
Para que la discusión surja como género, es importante asumir una simetría de los interlocutores, que no es siempre fija, es decir, se asume que uno sabe más que el otro, definiéndolo como una complementariedad (p.21). También, se señala que la discusión requiere un cierto grado de formalidad y que tiene una finalidad más allá de la relación social, por ende, el resultado de una discusión persigue la articulación de distintos puntos de vista sin afectar las imágenes individuales de las personas (p.21). Así entonces, resume la discusión como un género frágil que depende de cuatro factores: Complementariedad, cooperación, finalidad y formalidad. Cuando uno de estos se rompe la discusión pierde su sentido.
La discusión en el aula persigue la exploración y elaboración de conocimientos (p.23), debido a una secuencia en donde los estudiantes tienen mayor participación que el profesor, debido al carácter lícito de las intervenciones que efectúen los alumnos (p.24), “así entonces los alumnos podrán desplegar roles comunicativos mucho más variados que la elicitación (p.24). Además, se acepta desde la elaboración de la discusión por su carácter cooperativo y complementario, que los estudiantes organicen su discurso desde distintos modos. Es por esto que menciona las preguntas de tipo personal o mas reflexivas para que los alumnos respondan fuera del marco del contenido, para que participen entregando una reflexión personal y así entablar una discusión.
Esta participación de los estudiantes aumenta cuando la discusión de desarrolla en grupos (p.25). Además, si no hay una autoridad evaluadora hay mayor libertad para expresarse tomando riesgos que no harían en presencia de un docente. (p.25) Este tipo de discusión es complementaria, de cooperación y además simétrico entre ellos. Hay un riesgo de las actividades grupales cuando uno de los alumnos asume el rol de docente, lo que deriva en conversaciones entre los demás sin el objetivo planteado (abandono del tema, conversaciones no académicas, etc.) (p. 26)
Una de las conclusiones de este texto es que no es solo el trabajo del área de lenguaje el que permita “enseñar a hablar”, si no es trabajo colectivo de todos los docentes y de la institución (p.27) Los lenguajes específicos de cada área son los objetos de estudio, el contenido y permiten la reflexión. Que los docentes y estudiantes tomen conciencia de la discusión como un genero muy presente no solo permite que los estudiantes sean participantes activos de la sociedad, sino también para “poder detectar las relaciones entre lenguaje, poder y cultura” (p.27)
El foco principal del texto es proponer la discusión como un género discursivo que tiene una utilidad enorme en el aula, para distintos propósitos, sobre todo, el de generar conocimientos nuevos. Señala una discusión, más allá de conversaciones espontáneas o argumentales, sino más bien como una estrategia didáctica que aborda nuevos contenidos no solo desde la lingüística o las lenguas, sino desde cualquier área disciplinar.
Resulta interesante valorar el texto que nos abre una nueva perspectiva acerca de discutir y de “cómo discutir”, por ejemplo, en el desarrollo de una Practica generativa sobre discusiones productivas (6), donde, en primer lugar, el foco no está puesto en discutir como debatir, sino también en reformular, complementar, por lo que una discusión permite generar un conocimiento nuevo y compartido por los interlocutores.


Vilà i Santasusana (2004). Actividad oral e intervención didáctica en las aulas. Revista electrónica Glosas Didácticas, 12.

Este texto muestra una visión de las actividades orales en el aula desde un enfoque sobre las intervenciones que son posibles realizar, dentro de esta, para mejorar la calidad de la actividad oral de los estudiantes. Así entonces, desde la mirada en que “lo cierto es que en el día a día escolar y en las programaciones oficiales no se especificaban unos objetivos ni una evaluación sistemática de la lengua oral (p. 113), se desarrollan las intervenciones que permiten visibilizar las practicas orales, tanto para el docente como para los estudiantes. Lo que se propone son intervenciones didácticas que van más allá de la actuación espontánea de los estudiantes (p. 114)
Las actividades son las siguientes:
1.- Gestionar la interacción social: Géneros orales espontáneos propios del día a día: La intervención para esta actividad es realizar comentarios sobre aspectos pragmáticos y lingüísticos generales.
2.- Dialogar para construir conocimientos académicos: Doble función “hablar para escribir”. La intervención corresponde a la anterior y también el fomento de la participación del alumnado en la actividad oral y valorar la capacidad reflexiva.
3.- Exponer y argumentar conocimientos, opiniones de forma monologada: Géneros más complejos, es decir, se alejan de las prácticas cotidianas. La intervención pasa por la planificación del discurso oral.
Como segundo aspecto importante del texto se debe hacer un trabajo más específico y de corto tiempo para lograr lo anterior. Así entonces, se proponen las Secuencias Didácticas como eje para las actividades en el aula. Estas se definen como pequeños ciclos de enseñanza y de aprendizaje articulados en forma de secuencia temporal y orientados a la producción de un género discursivo (p. 117). Estas secuencias tienen un sentido progresivo para la realización de una tarea u objetivo final.
Las Secuencias didácticas se caracterizan por:
1.- Pequeños ciclos de enseñanza aprendizaje
2.- Objetivos concretos, limitados y compartidos
3.- Incorporan las cuatro habilidades: Hablar, escuchar, leer, y escribir
4.- Planificar actividades considerando relevante el contexto comunicativo
5.- Contemplan evaluaciones diagnósticas, formativas y sumativas.
6.- Usa pautas de observación o de control durante el proceso
7.- Permiten modificaciones en el proceso
8.- Dura entre 6 a 10 horas de clases

Las secuencias didácticas permiten mejorar las actividades orales considerando lo siguiente:
1.- Planificar lo oral y practicarlo con retroalimentación permite practicar el discurso oral y no centrarse solo como un producto final.
2.- La producción oral no es recursiva ni reversible, por lo tanto, trabajar lo oral frecuentemente permite ser mas cuidadoso y realizar correcciones (como en un texto escrito)
3.- En el discurso oral se deben manejar muchas variables en un momento determinado de tiempo, por lo que una planificación previa permite reducir estas variables o, al menos, controlarlas.
Por último, realiza tres sugerencias para las Secuencias didácticas:
Evitar secuencias didácticas excesivamente largas, ya que agotan a los estudiantes y se cae en la redundancia de actividades. La segunda es evitar la polarización en la negociación de los objetivos, tratando siempre de que estos sean compartidos por todos. Y por último, trabajar de forma detenida en un aspecto pequeño no implica una solución inmediata al problema, sino que se deben abordar en mas secuencias didácticas e implica un proceso lento y complejo.
El foco principal de este texto tiene que ver con las secuencias didácticas para el proceso de enseñanza.aprendizaje dentro del aula, considerándola como un eje organizador de las intervenciones didácticas para el desarrollo de la oralidad. La principal idea son las ocho consideraciones que se exponen para la elaboración de una correcta secuencia didáctica para un objetivo de aprendizaje, desarrollando la oralidad de forma primordial.

Resulta muy útil este texto con respecto al uso de las secuencias didácticas para trabajar metas a corto plazo y que permiten desarrollar aspectos precisos, para retomarlos constantemente si se desea planificar mediante esta manera. Esta manera de plantear las clases por el docente permite implementar un sistema que vuelve sobre objetivos ya vistos, de manera muy simples o cortas, y así adquirir una constante práctica, sobre todo de las habilidades que implica el eje de oralidad del curriculum.

Miras, M. (2000). La escritura reflexiva. Aprender a escribir y aprender acerca de lo que se escribe. Infancia y Aprendizaje, 89, 65-80.

El texto revisa algunos aspectos que permiten que la escritura sea una herramienta de reflexión personal y de desarrollo cognitivo. La autora expone que la concepción actual de la escritura dista en gran medida de la que se tenía hace algunos años, ya que: “numerosas aportaciones teóricas y empíricas han propiciado que la escritura haya dejado de considerarse únicamente desde una perspectiva estática, o como mero ejercicio de transcripción del lenguaje oral” (p.66). De esta manera, en la actualidad, la escritura se entiende como un proceso y tiene un papel fundamental en el aprendizaje y el pensamiento. Miras expone que la escritura tiene una doble función, por un lado, una función interaccional: la producción de textos permite la interacción de los hablantes. Por otro lado, una función ideacional: permite a los hablantes expresar conocimientos, ideas, sentimientos y creencias. A esto se agrega una tercera función, la epistémica, la cual: “hace referencia al uso de la escritura como instrumento de toma de conciencia y de autorregulación intelectual y, en último término, como instrumento para el desarrollo y construcción del propio pensamiento” (p.67). Esto implica que la escritura facilite el aprendizaje y el desarrollo del conocimiento sobre la realidad y sobre nosotros mismos, y si bien no es una función intrínseca de la escritura, en esta actividad es más efectiva dicha función por dos factores: las reglas y aspectos formales que rigen la producción escrita (mayor exigencia por parte del escritor) y la distancia entre el escritor y el lector (a diferencia de la lengua oral), debido a que implica que el escritor se anticipe a la lectura de un posible receptor, evitando ambigüedades.
Posteriormente, la autora presenta dos visiones actuales de la escritura como un proceso reflexivo, el de Flowers y Hymes y el de Scardamalia. En el primero, la escritura se entiende como un problema, el escritor “pone en funcionamiento una serie de estrategias o procedimientos heurísticos con la finalidad de delimitar el problema y tratar de acotar las posibles vías de solución” (p.70). El segundo modelo propone dos formas de escritura, la de decir el conocimiento y la de transformar el conocimiento: “decir el conocimiento explica cómo se puede llegar a producir un texto sin plan previo”, y transformar el conocimiento es “problematizar la escritura y establecer objetivos precisos”. Según Scardamalia, al problematizar la escritura se producen dos espacios: el del contenido y el retórico. Esta dialéctica surge cuando la solución a los problemas retóricos da espacio a la transformación del conocimiento, por lo que este modelo es entendido por Miras como el que explicita el carácter epistémico de la escritura.
De esta manera, la función epistémica de la escritura conlleva una serie de procedimientos y problematizaciones que debe hacerse el autor para poder comunicarse con un lector posible. En este proceso se activa la capacidad reflexiva del escritor, como experto, el cual va transformando su conocimiento a medida que escribe. Finalmente, la autora expone la necesidad de enseñar a escribir reflexivamente en el aula, los beneficios que se plantean es la posibilidad de que los estudiantes sean escritores activos y reflexivos, que no se queden solo en la escritura simple y concreta, sino que puedan conocerse a sí mismos y a su realidad en el proceso, donde: “más importante que el tipo de texto o la situación es que la tarea de escritura a la que se enfrente el alumno constituya ‘un problema de tensión entre lo que se quiere decir y la situación de comunicación’” (Cita en Miras 2000 p.77).

El texto en cuestión es interesante en cuanto plantea una visión de la escritura interesante, como proceso de reflexión y conocimiento donde no se considera el producto, sino el proceso de creación. Resulta importante indagar en esta función de la escritura, ya que puede favorecer el aprendizaje de los estudiantes en el aula. Desde un punto de vista pedagógico, los estudiantes se exponen usualmente a la escritura sin una guía adecuada, improvisando a medida que elaboran un texto. Si se considera la escritura como un proceso guiado, esto puede implementarse y mejorar notablemente el proceso de escritura de los estudiantes. Personalmente me parece que el texto aporta desde el ámbito educativo, sin embargo, creo que podría haber planteado formas concretas de llevarlo a cabo, más que la sola teoría sobre dos puntos de vista sobre la escritura.  

Vilá i Santasusana, M. La secuencia didáctica como metodología para la enseñanza y el aprendizaje del discurso oral formal. En C. B. M. Vilà i Santasusana, J. Castellá, A. Cros, M. Grau, & J. Palou (Ed.), El discurso oral formal. Contenidos de aprendizaje y secuencias didácticas (pp. 117-129). Barcelona: Graó

El texto resume los beneficios de la secuencia didáctica como metodología para la enseñanza y el aprendizaje de la lengua oral. La autora expone que, en los últimos años, algunos diseños curriculares han presentado los contenidos y objetivos de la lengua oral como distintos a la escrita, lo que genera una valoración de la primera. Esto, “ha tenido repercusiones en el profesorado porque ha generado tanto discusiones teóricas sobre la necesidad de enseñar las habilidades orales como insatisfacciones sobre la viabilidad como aprendizaje sistemático en determinados contextos educativos” (p.117). De estas discusiones surgen ciertos planteamientos que dan mayor viabilidad a las actividades de lengua oral en el aula; la necesidad de aclarar la finalidad, contenidos y metodología de la enseñanza de lo oral; la superación del espontaneismo y de la creencia en un desarrollo natural de la oralidad; el cuestionamiento de la visión que separa la lengua oral de la escrita; la coordinación entre lengua oral y escrita, y la necesidad de no limitar la enseñanza de la oralidad a usos informales y coloquiales de la lengua.
            Siguiendo los planteamientos expuestos previamente, la autora se propone responder algunas preguntas: ¿Qué esquemas nos pueden ser de utilidad para diseñar una secuencia didáctica? ¿Qué beneficios comporta de cara al aprendizaje el enseñar a planificar discursos orales? ¿Qué relación se establece entre objetivos, contenidos, actividades y evaluación? Con respecto a la primera interrogante, Vilá i Santasusana explica que una de las propuestas metodológicas más frecuentes es la derivación del trabajo por tareas, es decir, la creación de un producto discursivo oral enfocado en el proceso de la elaboración, donde se define a las secuencias didácticas como: “una propuesta de producción global, oral o escrita, que tiene una intención comunicativa, por lo que deberán tomarse en cuenta los parámetros de la situación discursiva en la que se enmarca y formular dichos parámetros de forma explícita” (p.120). Posteriormente se presenta un esquema formulado por Camps (1999) que contempla la preparación (planificación como momento de compartir con los estudiantes los objetivos de aprendizaje), la realización (involucra dos tipos de actividades: de producción de textos y las orientas a aprender las características formales de los textos y sus condiciones de uso) y la evaluación (disposición de instrumentos que faciliten la interacción entre profesorado y estudiantes conlleva a reflexión metacognitiva).
            Con respecto a la segunda pregunta, la autora expone que el modelo de secuencia didáctico centrado en la planificación del discurso oral se relaciona estrechamente con la evaluación formativa y tiene distintos beneficios: aprender durante el proceso de composición; componer y revisar mientras se prepara el discurso, es mejor revisarlo en el aula, ya que se puede ir monitoreando y revisando el avance en la producción oral; ayudar durante los ensayos, debido a que la realización de actividades breves en el aula permite a los docentes ver la competencia real de los estudiantes en cada actividad; atenuar la sobrecarga cognitiva, pues el que solo presenten el producto, dejando solos a los estudiantes en la preparación, implicaría una sobrecarga cognitiva al tener que preocuparse de muchas cosas cuando presentan.
            Sobre la última interrogante, la autora propone una estructura de la secuencia didáctica para la enseñanza y el aprendizaje del discurso oral formal a través de un esquema que se les entrega a los estudiantes donde se incluye: la definición de la tarea final, la selección de pocos objetivos y la relación de actividades con cada objetivo, donde cada actividad sigue el mismo esquema: se planifica, se produce, se evalúa y se revisa. Además, se presentan tres estrategias que ayudan en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lengua oral: en primer lugar, presentar la tarea final de forma clara a los estudiantes, en segundo lugar, analizar entre los estudiantes y el docente las características del género discursivo: a partir de este análisis se delimitan y concretan los objetivos que se van a trabajar en la secuencia didáctica. En tercer lugar, planificar lo que tienen que hacer, decir y aprender los estudiantes emisores y receptores: este enfoque bilateral de actividades es doblemente eficaz porque todos los alumnos desarrollan una función activa permitiendo que todos los estudiantes se involucren.
Finalmente, para la evaluación y revisión del discurso oral la autora expone que una secuencia didáctica es beneficiosa porque permite la reflexión metadiscursiva, entendida como: “el rol reflexivo de la producción lingüística que entra en juego si en el aula se crean actividades de lengua articuladas con situaciones de reflexiones sobre el uso” (p.127). este tipo de actividades permite que los estudiantes ensayen y reflexionan sobre los objetivos de aprendizaje y sobre los procesos metacognitivos que entran en juego. Lo anterior los ayuda a controlar e interiorizar el funcionamiento de reglas lingüístico discursivas y sociales del discurso. Así mismo, el aprendizaje se relaciona con la posibilidad de rehacer y mejorar aspectos concretos durante las actividades que forman parte del proceso de elaboración, ya que conlleva a una mejora del discurso final, porque la evaluación del alumno se fundamenta en proceso de aprendizaje.
El texto de Vilá i Santasusana sirve porque presenta esquemas y propuestas específicas para el desarrollo de secuencias didácticas del aprendizaje de la lengua oral. La propuesta de enseñar el discurso oral como secuencia, donde los estudiantes pueden aprender a través del proceso de elaboración y no únicamente en una instancia final permite tanto que los estudiantes tengan oportunidades reales de aprendizaje como la oportunidad de eliminar la valoración negativa que ha adquirido la evaluación en el aula.

Me parece interesante la propuesta de presentar a los estudiantes un esquema con la descripción del producto final y los objetivos de aprendizaje con sus actividades correspondientes, ya que permite que los estudiantes se hagan partícipes de su proceso de enseñanza, considerándolos como sujetos activos dentro del aula. Así mismo, entender la elaboración de un producto oral como un proceso, posibilita la corrección de errores usuales en los estudiantes que muchas veces de pasan por alto, aumentando las oportunidades de aprendizaje de los estudiantes. 

Castellá, J. & Vilá i Santasusana, M. La lengua oral formal: características lingüísticas y discursivas. En C.B.M. Vilá i Santasusana, J. Castellá, A. Cros, M. Grau, & J. Palou (Ed.), El discurso oral formal. Contenidos del aprendizaje y secuencias didácticas (pp. 25-36). Barcelona: Graó.

El texto de Castellá y Vilá i Santasusana indaga en las características del discurso oral formal, como género intermedio en la relación que se establece entre oralidad y escritura. Los autores exponen que el estudio de la oralidad comienza a mediados del siglo XX, sin embargo, se ha mantenido bajo la concepción de ser un discurso errado, por lo que, si bien la lingüística estructural indagó en la fonética del discurso oral, no ha logrado romper con la concepción de superioridad del discurso escrito por sobre el oral. Al respecto los autores explican que la relación entre oralidad y escritura se ha entendido de dos formas: “los primeros planteamientos fueron de carácter dicotómico, con una separación demasiado estricta entre ambos registros polarizados en la conversación cotidiana y la escritura académica, sin tener en cuenta las posiciones intermedias” (25). La segunda forma, abandona la concepción dicotómica sobre relación entre oralidad y escritura y adopta punto de vista de gradación o continuum.
De esta manera, los autores plantean que lo oral y lo escrito se interrelacionan en situaciones de comunicación mixta. Entre las distinciones que presentan los autores sobre la relación oral-escrito se encuentran los rasgos gráfico/fónicos y oral/escrito, sin embargo, hay un factor más poderoso: la proximidad/distancia física, moral entre el emisor y el receptor. Así mismo, el modo es uno de los factores distintivos más fuertes, ya que: “el modo, oral o escrito, se conforma a partir del conjunto de las condiciones físicas de producción y de recepción del texto, de las cuales el canal es la primera, pero no la única” (27). Al canal se suman la distancia social entre interlocutores, las restantes dimensiones del registro y las convenciones de género y tipo de texto. Entre los géneros discursivos se distinguen de tipo primario y secundario: los primarios aparecen en la comunicación inmediata, mientras que los segundos son propios de situaciones discursivas más formales y reflexivas. El discurso formal se encuentra a medio camino entre ambos géneros, ya que se acerca a lo escrito en diversos ámbitos: académico (clase magistral), de medios de comunicación (tertulia radiofónica, televisiva, entrevista), político o judicial (discurso parlamentario), de la empresa (presentación de informe o proyecto), entre otros.
La lengua formal oral se instala en un ámbito intermedio entre escritura y oralidad, comparte con la primera: un tema especializado, la planificación, un discurso monogal, formal y objetivo y el ser más informativa que interactiva; con la segunda: el canal vocálico y la simultaneidad de espacio y tiempo. Entre las características enunciadas en el texto se encuentran; rasgos contextuales, carácter no universal y aprendizaje escolar, el ser acústica, efímera y producida en tiempo real y un contexto situacional compartido con comunicación relativamente unidireccional. Así mismo, en el texto se presentan como rasgos discursivos de la lengua formal oral: el ser generalmente monogal, informativa y planificada, relativa y con intervención fundamental de lenguajes no verbales. Como rasgos lingüísticos: el papel fundamental de rasgos suprasegmentales, la aparición de elementos deícticos, exclamaciones, interjecciones, anacolutos, cambios de dirección sintáctica, corrección normativa y uso de variedad estándar.
Lo relevante de la propuesta de Castellá y Vilá i Santasusana es la determinación de las características de la lengua oral formal, que permiten comprenderla como un discurso aparte, a medio camino entre la oralidad y la escritura. De esta manera, la lengua oral formal equivale al borrador de un texto escrito, teniendo rasgos propios y, por lo mismo, un valor que no ha sido entregado. El texto rescata una modalidad de la oralidad y lo valida, a través de la clasificación de sus aspectos, lo que constituye un aporte para los estudios sobre el discurso oral.

Siguiendo lo anterior, el texto en cuestión es útil en su vínculo con la pedagogía, ya que entrega un espacio desde donde evaluar al discurso oral en el aula. Si se entiende la lengua oral formal, tan utilizada en el proceso de enseñanza-aprendizaje, como el borrador de un texto escrito, es posible evaluarla de acuerdo a sus aspectos, no con los criterios utilizados para un discurso oral informal –como la conversación– ni a través de parámetros que se utilizan para verificar la adecuación de lo escrito. Por el contrario, se entiende como un discurso rico en su propia estructura y que, por lo mismo, debe evaluarse según sus propias normas. 

Ow, M. y Maturana, C. (2014) Propuesta de mediación. Literatura infantil y juvenil multimodal.

El texto de Ow y Maturana (2014) postula tres miradas para la lectura de imágenes basadas en la hipótesis metafuncional de Halliday (Semiótica Social 1982, 2014). Como exponen los autores: “La hipótesis metafuncional postula que en todas las lenguas los sistemas de contenido se organizan en los componentes ideacional, interpersonal y textual”. Este modelo es aplicado al análisis libro álbum de Paloma Valdivia (2010) Es así, dividiendo la lectura global en las miradas ideacional, interpersonal y textual. De esta manera, la primera mirada proporciona herramientas para analizar una imagen en su contexto social (Ow y Maturana 2014:6). En esta mirada, es necesario indagar en diferentes aspectos: las representaciones narrativas (entendidas como imágenes que narran acciones a través de un vector que indica procesos de desplazamiento (acción) o mirada (reacción)), la representación de los personajes (como se presentan los personajes de la imagen, de cuerpo entero o solo una parte de ellos) y la representación de las circunstancias (aquellos personajes o elementos secundarios, cómo se muestran y qué relación establecen con los protagonistas de la imagen).
La segunda mirada abarca el espacio interpersonal de la imagen, donde se consideran dos tipos de participantes: representados (personas, cosas y lugares involucrados en la imagen) e interactivos (el productor y el receptor de la imagen). Con respecto a los personajes interactivos, los autores exponen que el espectador de la imagen puede estar incluido en esta (como demanda) o integrarse como sujeto que contempla la imagen (oferta).  La perspectiva en la que se dispone la imagen también apela a la integración del receptor, ya que un punto de vista frontal implica un receptor como demanda, mientras que un punto de vista oblicuo, lo incluye como oferta. Por último, en la segunda mirada se debe indagar en la forma en que se presenta visualmente a los personajes, ya sea minimalista, genérica o naturalista (esta última es la que representa a las personas como si fueran reales, utilizando un repertorio emocional más variado. 
La última mirada es la textual, aquí se indaga en los aspectos de organización de la imagen, que disponen y permiten la posterior interpretación y la comprensión del plano ideacional de esta. Con respecto a esta mirada se debe indagar en distintos aspectos, en primer lugar, en el valor informativo o polarización que se constituye por tres polos: lo dado y lo nuevo, lo ideal y real y el núcleo y la periferia. Los autores exponen que una imagen organiza (en Occidente) la información conocida y la nueva de izquierda a derecha, mientras que en los polos superior e inferior se representan lo ideal y lo real. Además, la imagen puede disponer lo importante en el núcleo o centro, mientras que los aspectos secundarios se incluyen en los alrededores o sectores periféricos de la imagen, para dar relevancia a ciertos elementos.  En segundo lugar, se debe considerar la prominencia, donde en distintos planos se disponen elementos que destacan sobre otros a través de la nitidez, el difuminado, el tamaño, entre otros aspectos. Por último, hay que considerar el enmarcado, ya que la información relevante puede organizarse en marcos más pequeños que el de la imagen misma.
Estas tres miradas son aplicadas por los autores para una lectura crítica y analítica del libro álbum mencionado, si bien las tres miradas permiten una lectura profunda de una imagen, dos ideas pueden ser destacadas en la propuesta de Ow y Maturana. Por un lado, la segmentación de elementos que permite realizar un análisis crítico sobre las tres miradas. Con respecto a esto, la imagen se entiende como un texto que debe ser leído atentamente, desglosado en sus partes y analizado de forma minuciosa, con el objetivo de comprender los elementos que lo componen. Por otro lado, parece interesante la perspectiva que se integra sobre el receptor de la imagen, ya que esta se entiende desde un enfoque estético, producida para ser observada, donde quien contempla adquiere un papel imprescindible.

El análisis que propone los autores resulta útil e interesante como herramienta didáctica para enseñar a los estudiantes a acercarse a una imagen. La inclusión del espectador permite comprender cómo los textos, imágenes y discursos son siempre intencionados y no inocentes, ya que apelan a un receptor de forma directa o indirecta, incluyéndolo en la producción. El texto en cuestión es un aporte para la enseñanza en establecimientos escolares, ya que posibilita un aprendizaje interpretativo por parte de los estudiantes, a través de herramientas claras, concisas y efectivas. La propuesta facilita en gran medida la lectura crítica de imágenes y permite acercar a los estudiantes a distintos elementos a los que se exponen día a día, favoreciendo la reflexión sobre aquello que perciben y frente a lo que se exponen.   

Blanche Benveniste, C. (1998). Algunas características de lo oral. En Estudios Lingüísticos sobre la Relación entre Oralidad y Escritura (pp. 19-28). Barcelona: Gedisa.

El artículo de Benveniste indaga brevemente en algunas consideraciones en torno al estudio de la lengua hablada. La autora expone que las investigaciones sobre la oralidad son recientes y han derivado de las investigaciones de antropología lingüística desarrollados a fines del siglo XX, debido a distintos prejuicios que se han generado sobre el lenguaje hablado. Un primer alcance es la utilización de la nominación “oralidad” versus “lenguaje hablado”, ya que este último se opone al escrito, e inmediatamente se le localiza en un nivel inferior. Como expone la autora, la lengua hablada evoca recelos por su asimilación a titubeos, errores propios del discurso oral y estructuraciones gramaticales que no han sido aceptadas históricamente por los círculos académicos.
Históricamente, la lengua escrita se ha descrito en términos de validez, sin embargo, Benveniste plantea que estas poseen una estructura gramatical compleja, la cual no ha sido investigada en profundidad. Dos de los prejuicios que se vinculan a la oralidad, son la ley del menor esfuerzo y la ley de expresividad, ya que la producción inmediata generaría un menor esfuerzo por parte del hablante. No obstante, la autora defiende que esto se debe también a una predisposición del oyente, quien, al enfrentarse a esta producción, omite construcciones complejas en la búsqueda de un sentido general de lo expuesto. De esta manera, Benveniste explica que la comparación de una producción oral con un escrito finalizado no es válida, sino que la primera debe ser comparada con un borrador de un texto escrito, es decir, entendida como un pre-texto.
Dos ideas resultan interesantes sobre este artículo, en primer lugar, el papel del oyente en la percepción y valoración de la producción oral y, en segundo, la noción de pre-texto enunciada previamente. Con respecto a la primera idea, la autora plantea que “cuando se trata de nuestra propia lengua, más que escuchar, reconstruimos los enunciados” (Benveniste 2008: 24), esta reconstrucción se realiza en torno a las previsiones que hacemos sobre los enunciados, las que están sujetas a grados de probabilidad. Así, el receptor oye de acuerdo con la probabilidad del enunciado y también “en función de los juicios que hace sobre el hablante” (ibid.). Esto genera, que se omitan construcciones que son menos probables en la producción oral, ya que se busca el sentido de la enunciación.  En cuanto a la segunda idea, la descripción de la producción oral como pre-texto implica comprender el lenguaje hablado como si el texto estuviera producido por trozos (Benveniste 2008: 22). La autora entiende la producción escrita como una serie de fragmentos, que implican una “organización importante de ritmos” que deben estudiarse y valorarse como las estructuras gramaticales producidas en la escritura.

Las ideas expuestas por Benveniste permiten reivindicar el estudio de la producción oral como fuente importante de investigaciones en torno a la lengua. Las distintas estructuras que se producen en el lenguaje hablado implican elaboraciones complejas por parte de los hablantes, las cuales deben ser indagadas. Las consideraciones expuestas por la autora son un punto de partida en el estudio de la oralidad, instalando la discusión sobre la superioridad histórica del lenguaje escrito sobre el hablado, que se basa en la estandarización lingüística de los estudios académicos. De esta manera, se considera un aporte a los estudios sobre la lengua, ya que abre el campo investigativo sobre una temática que todavía es reciente. 

Kress y Van Leeuwen (2001). Multimodal Discourse. Londres, Arnold; Introducción, pp. 1-23. Traducción en español Laura H. Molina, para la cátedra de Producción de Textos de la FBA, UNLP, 2011.

Resumen: el texto trabaja la noción de multimodalidad como aquella que construye sentido en reiteradas oportunidades, a diferencia del registro de la lingüística tradicional donde “el sentido se realiza una vez, por decirlo de alguna manera” (p.3) en la articulación de un mensaje a través del significado y significante. Para esta creación de significado en varias instancias, el texto define cuatro estratos: discurso, diseño, producción y distribución. Lo anterior se explica en palabras de los autores: “Donde la lingüística tradicional tenía un lenguaje definido como un sistema que funciona a través de la doble articulación, donde un mensaje era una articulación entre significante y significado, nosotros vemos textos multimodales como constructores de sentido en múltiples articulaciones” (p. 3).

Discurso es expuesto por los autores como “conocimientos socialmente construidos de (algún aspecto de) la realidad” (p.3), en contextos sociales específicos y en formas que son adecuadas a los actores sociales de los contextos, independiente de la amplitud de estos últimos.
Diseño Es el lado conceptual de la expresión, y es el lado expresivo de la concepción. Los diseños son (usos de los) recursos semióticos en todos los modos semióticos y combinaciones de modos semióticos. Los diseños son medios para entender los discursos en el contexto de una situación comunicativa dada.
Producción   es la articulación material del artefacto semiótico. A veces, es imposible separar el diseño y la producción (como en la improvisación de los músicos, quienes crean mientras tocan) y, en otras ocasiones, existe una brecha entre el diseño y la producción, porque los medios con los que se realiza la ejecución no siempre dan respuestas precisas a lo inicialmente pensado.
Distribución refiere a los medios de circulación del texto multimodal, este estrato cumple funciones pragmáticas “se refiere a la potencial ‘re-codificación’ de los productos o eventos semióticos, con propósitos de registro (por ejemplo, la grabación de una cinta, o la grabación digital) y/o distribución (por ejemplo transmisiones de radio o televisión, telefonía)” (p.13).

Estos estratos pueden estar configurados en diferentes niveles, articulándose de acuerdo a las necesidades del texto en que estén siendo observados. La comunicación, estaría “teniendo lugar donde ha habido articulación e interpretación” (p.5), donde se ha identificado y observado tanto desde el rol del productor como desde el rol del receptor del texto.

El texto, a nuestro parecer, resulta útil para el docente si es abordado desde dos ámbitos en particular: su construcción  y su aporte temático que plantea. Con respecto al primer punto, el escrito está construido de manera orientadora, haciendo su lectura rápida y sencilla. Esto se debe a que en primera instancia contextualiza al lector sobre lo que se abordará más adelante para luego detallar los conceptos claves sobre la multimodalidad y posteriormente realizando un análisis de un texto multimodal (la casa de Stephanie) para finalizar con un resumen o glosario final.

En segundo lugar, lo que realza el valor de la lectura es el nivel de actualidad y utilidad docente que se da al involucrar un análisis multimodal. Es cada vez más común que los estudiantes se involucren con este tipo de textos, por lo que es posible para el docente a raíz de la lectura, dar herramientas a sus estudiantes para que se motiven sobre la literatura (por ejemplo), haciéndoles repensar su forma de acercarse  a los textos.

Morera, M. & Vilardel, C. (2002) Mensajes orales. En Hablar en clase. Cómo trabajar la lengua oral en el centro escolar (pp.119-128).

El texto en cuestión es una propuesta didáctica para evaluar la oralidad en el aula, ya que, como exponen las autoras, “la enseñanza-aprendizaje de lengua oral en el aula es fundamental”, pero tiene la “dificultad de llevar a cabo prácticas didácticas que incidan en este aspecto de forma eficaz y dinámica y que, al mismo tiempo, provoquen reflexión lingüística sobre la adecuación de los mensajes a la situación y sobre procesos de preparación y revisión que comportan las comunicaciones orales más formales” (Morera y Vilardel 2002: 119). La actividad propuesta fue realizada con un número reducido de estudiantes (8) y con la supervisión de tres profesoras (una titular y dos practicantes). Consiste en elaborar tres tipos de mensajes orales: una noticia, un spot publicitario y una presentación personal para un casting. El objetivo de la secuencia es: “producir mensajes orales –coloquiales y formales– aptos para el canal televisivo, potenciando la valoración positiva de la lengua catalana como instrumento de comunicación oral y reflexión lingüística” (121). El resto de los objetivos y contenidos se pueden resumir como sigue:
Aprendizajes esperados

Contenidos conceptuales
Contenidos Procedimentales
Contenidos Actitudinales
-   Producir mensajes orales con claridad, orden, coherencia y adecuación
-   Redactar textos para preparar intervenciones orales
-   Reflexionar sobre aspectos lingüísticos relacionados con el uso de la lengua oral
-   Conocer diversos subgéneros de comunicación audiovisual
-   Conocer el valor de los signos verbales y no verbales en la comunicación oral
-   Valorar los mensajes audiovisuales en el entorno cultural.
-   Potenciar el trabajo en equipo.

-  Los registros lingüísticos
-  Características de los subgéneros propios de la comunicación audiovisual: spot, noticia y presentación personal
-  Lenguaje publicitario
-  Fases para la preparación de los textos
-  Consignas referentes al lenguaje oral verbal y no verbal
-  El lenguaje no verbal: gestualidad, vestuario y escenografía

-   Uso de los registros coloquial y estándar en situaciones formales de catalán
-    Observaciones y análisis de la estructura y las características de una noticia, de un spot publicitario y de una presentación personal
-   Planificación de textos orales y escritos
-   Redacción de los textos de una noticia y de un spot publicitario
-   Lectura y actuación ante cámara
-   Reflexión sobre la actividad lingüística propia, y de los compañeros mensajes audiovisuales en el entorno cultural.

- Valoración positiva de la lengua catalana como instrumento de comunicación oral
- Uso de tono respetuoso y agradable
- Potenciación del trabajo en equipo y de la intervención por iniciativa propia
- Control de las propias intervenciones y de las del grupo
- Capacidad de emitir juicios valorativos sobre la propia actuación y la de los compañeros.


La elaboración del noticiario se lleva a cabo en parejas a través de la redacción de una noticia y la lectura en voz alta los docentes explican los conceptos teóricos, diferencian entre titular y cuerpo de noticia y monitorean la elaboración individual de la noticia siguiendo las cinco interrogantes. Posteriormente se corrigen las noticias ya redactadas. En los pasos para la lectura se revisan las pautas para leer en voz alta, se hacen recomendaciones prácticas (mirar directamente a la cámara, no hacer gestos, no mover las piernas, etc.) e indicaciones en cuanto a la estética (ropa discreta y sin símbolos). Para la grabación se realiza un ensayo, la distribución de tareas y la grabación final.
La elaboración del spot publicitario (de cuatro a cinco integrantes) conlleva entender la publicidad como instrumento de persuasión con un tipo de vida que se ofrecen, la visualización de spots y el análisis del tipo de lenguaje utilizado. Los estudiantes realizan un guion previo donde incluyen: qué producto se vende, a quién va dirigido, breve argumento, descripción de la situación (lugar), música, diálogos y eslogan. Finalmente se realiza una grabación de ensayo y una final (Morera y Vilardel 2002:124).
Para el casting (único subgénero improvisado e individual) se les da una situación a los estudiantes: “quieres participar en programa de televisión y debes responder: cómo te llamas, dónde vives, cuántos años tienes, a qué te dedicas, a qué eres aficionado y por qué quieres concursar” (Morera y Vilardel 202:125). Se graba de forma privada, ya que los estudiantes desconocen la situación que deben representar.
La planificación de la actividad es de 12 sesiones y se evalúan de distinta manera: la noticia se evalúa con una pauta (los criterios son: malo, regular, bueno, muy bueno) que mide comunicación (pronunciación, volumen, velocidad, pausas, entonación, expresividad) y contenido (ordenación, originalidad, preparación, información). En el spot se evalúa: volumen, entonación, expresividad, preparación, originalidad y para el casting se evalúa que los estudiantes digan toda la información de forma clara, ordenada, con buena entonación y con una actitud adecuada (Morera y Vilardel 2002:127).
Lo interesante de la propuesta de las autoras es que la actividad escogida se caracteriza por ser cercana a los estudiantes, por lo que posiblemente logre motivar a la realización de la misma. Así mismo, se valora el detalle con el que se presenta el desarrollo de la actividad, ya que puede ser fácilmente implementada en el aula. Finalmente, resulta interesante este tipo de propuestas, ya que ofrecen oportunidades concretas de aprendizaje a los estudiantes movilizando distintas habilidades y combinando géneros y medios de comunicación.

El texto es interesante, sin embargo, existen ciertas ambigüedades como la evaluación de una buena actitud de los estudiantes. Además, la actividad se considera posible en grupos de número reducido de estudiantes, por lo que realizarla en un contexto de 40 estudiantes por aula complicaría el aprendizaje. La elaboración de la noticia y del spot pueden llevarse a cabo si los estudiantes se graban a sí mismos en una instancia fuera del horario escolar, lo que puede generar que tengan que dedicar mucho tiempo, a pesar de esto, es algo que se puede realizar. Finalmente, la presentación personal para el casting pareciera no ser tan interesante para el proceso de enseñanza-aprendizaje como los otros dos subgéneros, ya que las competencias y habilidades involucradas no parecieran tener la misma complejidad que la noticia y el spot, sin embargo, se considera un aporte para la enseñanza de oralidad en el aula.