Blog creado para las fichas de lectura del curso Didáctica del Lenguaje 1

lunes, 13 de noviembre de 2017

Del Salobrar, M. (2010) La webquest como recurso didáctico. Revista Autodidacta, 2, pp. 93-109

En este texto se describe un recurso didáctico nuevo, que es la WebQuest, definida por su creador Bernie Dodge, como “una actividad de investigación en la que la información con la que interactúan los alumnos proviene total o parcialmente de recursos de internet” (Dodge, 1995, en Del Salobrar, p.98). Esta se concreta en un solo documento para los estudiantes y se accede normalmente a través de la web.
Existen tres tipos de WebQuest:
A corto plazo: uno a tres periodos de clase
A largo plazo: una semana a un mes
Miniquest: máximo dos clases
La estructura de la WebQuest es la siguiente:
a.     Introducción: Contiene información básica para los estudiantes sobre la actividad, para orientarlos sobre lo esperado.
b.    Tarea: Es el resultado final esperado de las actividades de aprendizajes otorgadas. Si el producto final implica el uso de una herramienta, se debe incluir aquí (p. 100)
c.     Proceso: Es una lista numerada de los pasos a seguir para comunicar una secuencia de los que se debe realizar. Ayuda al “qué hay que hacer y en qué orden” (p.100)
d.    Evaluación: Se debe escribir clara y concretamente lo que será evaluado. Se deben explicitar los elementos de evaluación
e.     Conclusión: Resumen de lo que han aprendido o conseguido al completar la WebQuest. Debe extender la experiencia y animar a los estudiantes a que sugieran otras formas de hacer cosas con el fin de mejorar la actividad (p. 101)
Las tareas de una WebQuest:
Se realiza un apartado en específico para la elaboración de las distintas tareas, ya que es “la parte más importante de una WebQuest” (p.101). Ofrece al estudiante la meta y el foco y se concretan las intenciones curriculares, es decir, los objetivos de aprendizajes. Las categorías existentes son mas de cincuenta y las presentadas no son excluyentes, por lo tanto, pueden combinarse dos o más en una meta. Estas son:
1.     Tareas de Repetición: Lo principal es absorber información y reportar lo aprendido. Son poco desafiantes pero igual sirven un propósito.
2.     Tareas de recopilación: Buscar información en varias fuentes y ponerlas en un formato en común. Permite la toma de decisiones en la selección practica del material
3.     Tareas de misterio: Tomar un tema y encubrirlo dentro de un acertijo o historia de detectives. Funciona en estudiantes de primeros niveles, pero se puede extender para los más grandes.
4.     Tareas periodísticas: Juego de rol como reporteros para cubrir un evento. Recolectar y organizar la información para que encaje en géneros periodísticos.
5.     Tareas de diseño: Crear un producto o plan de acción, para cumplir una meta determinada dentro de una estructura establecida.
6.     Tareas de productos creativos: Producir algo dentro de un formato determinado. Tareas menos predecibles y resultados mas indefinidos, enfatizan las creaciones y la auto expresión para los criterios de evaluación
7.     Tareas para construcción de consenso: Exponer a los estudiantes las diferentes visiones y puntos de vista de un hecho o evento. La idea es articular, considerar y acomodar estas miradas.
8.     Tareas de persuasión: Argumentar a favor de una postura para influenciar en las opiniones.
9.     Tareas de autoconocimiento: Lograr mayor conocimiento de si mismo con recursos tanto dentro como fuera de la web.
10.  Tareas analíticas: Como se interrelacionan las cosas, tanto interna como externamente. La idea es que observen detenidamente una o varias cosas y buscar las relaciones entre ellas.
11.  Tareas de emisión de un juicio: Clasificación o valoración de diversos temas.
12.  Tareas científicas: La meta es acercarse al método científico, para que los estudiantes entiendan cómo funciona.
La conclusión de este texto es que la WebQuest funciona como una nueva metodología docente para el proceso de enseñanza-aprendizaje, buscando información y dar soluciones, concretizando las metas otorgadas por el docente.

El foco de lectura de este texto está determinado por una descripción de la WebQuest, como una nueva metodología para el proceso de aprendizaje. Es un texto que mira la Web o el mundo de internet como una estrategia docente la cual contiene mucho material que debe ser organizado por el profesor para el cumplimiento de una meta, contextualizada a algún objetivo curricular.

Este texto resulta clave para un acercamiento a recursos nuevos y ligados a las TIC’s, ya que, resulta tan descriptivo de cómo abordar las diferentes y múltiples tareas, más comunes, con una intención o meta, por lo que es muy útil para considerarlo como un nuevo recurso didáctico en el aula.

Sevilla, J. Alumnos y docentes investigadores creativos. Umbral, Revista de Educación, Cultura y Sociedad, 5, 102-110.

El texto aborda la investigación como un medio para el desarrollo de la creatividad tanto en estudiantes como en los docentes. La investigación en el aula es vista como un proceso básico para desarrollar habilidades y competencias desde un nivel inicial hasta la universidad (p. 102). Esto permite, desde y sobre la practica educativa, mejorar las estrategias de enseñanza-aprendizaje.
Las competencias son vistas como algo innato de cada persona y que maduran, es decir, no se educan, por lo tanto, todas las personas son capaces de realizar muchas actividades, como investigar, pensar, crear, construir y más, por ende, la educación es la guía para el desarrollo de estas competencias.
Las habilidades son estas actividades que se aprenden con la practica y guiadas por un tercero (p.103), como observar, nombrar, identificar, inferir, resumir, etc. A partir de este proceso se desarrolla una cultura investigativa que transforma la curiosidad natural en habilidad para problematizar situaciones (p. 103).
Es por lo anterior, que se asume la postura de que la investigación debe realizarse desde los niveles educativos iniciales teniendo en cuenta los objetivos generales educacionales (curriculum) (p. 104)
Los estudiantes investigadores deben, desde sus experiencias cotidianas, ser guiados por docentes para seguir el camino de un científico. Así se potencia esta competencia para tener más científicos y comprender el mundo desde este punto de vista (p.105). Esto siempre desde el enfoque para buscar la creación mediante la reflexión y la problematización del mundo.
La investigación en el aula se debe desarrollar de forma natural, aprenderla mediante el error, con un clima adecuado (p.105) y siempre guiado, ya que, “el error mas grande cometido por el docente, es mandar al alumno a buscar información sin procesarla y analizarla” (p.105). Así entonces, todo proyecto de investigación debe combinar tres tipos: científicos (para realizar investigaciones similares a los científicos), tecnológicos (producir y construir objetos de utilidad) y sociales (Problemas comunales con propuesta de soluciones). Todos estos de acuerdo al nivel y grado educativo. (p.105 – 106).
Todo proyecto debe planificarse y debe ser una actividad que estimule y desafíe a los estudiantes a interrogarse problemáticas. Para esto deben considerar: el criterio de la interacción y el diálogo para aprender reflexionando y considerar distintas alternativas. También el coprotagonismo, ya que el docente debe enseñar a preguntar a los estudiantes, lo cual resulta clave, porque convierte el aula en búsqueda de la verdad. Además, la significación del aprendizaje, porque el razonamiento se relaciona con la adquisición de significados. Por último, el aprendizaje de conceptos y procedimientos claves, en vez de cubrirse con cantidades extensa de información. Un proyecto con estas características fortalece la metacognición, ya que regula y favorece los propios procesos de aprendizaje y fomenta el aprendizaje cooperativo (p. 106). Los métodos recomendados para este desarrollo de proyectos son: la exposición problemática, la búsqueda parcial, conversión heurística y el método investigativo. (p.106)
Desde el punto de vista del docente investigador, debe fortalecer la duda como primer paso, para el fin de la enseñanza de la búsqueda (p. 107). Los docentes deben conformar equipos heterogéneos para aprovechar la discusión de los diferentes puntos de vista de cada estudiante. Es labor del docente promover nuevos intereses de búsqueda en los alumnos, además de que debe tener un buen manejo y conocimiento de la “materia que imparte” (p. 108)
Por último, luego de algunas consideraciones, plantea estrategias para la investigación en el aula, partiendo por el planteamiento de situaciones problemáticas, estudiarlas cualitativa y cuantitativamente, orientar el tratamiento científico, plantear los nuevos conocimientos en varias situaciones y comunicar los resultados a la comunidad.
El foco de lectura de este texto se basa en la experiencia de los docentes y los alumnos en las tareas de investigación. Resulta primordial el enfoque de la investigación como un eje del proceso de enseñanza-aprendizaje y, es más, tiene una tendencia a mostrar que es el docente quien debe ser el responsable tanto por enseñar una metodología investigativa, como aprender de los resultados obtenidos por sus estudiantes.

Este texto se puede valorar por la validación de la duda para la investigación desde los distintos niveles académicos, desde los más pequeños hasta el universitario. Es interesante que se plantee el trabajo de cuestionar y problematizar desde pequeños el mundo en que nos desenvolvemos, junto a su contexto. Esto resulta primordial para, luego de realizarse dichas cuestiones, investigarlas y así obtener un panorama completo que, además de ampliar el espectro del mundo a los alumnos, permite aprender al profesor sobre estas diferentes conclusiones a las que puedan llegar los estudiantes.

Pineda, L. Uribe, L, Díaz, E.(2007) ¿Cómo se entiende formar para la investigación en contextos de educación media y de educación superior? Revista Científica Guillermo de Okhham.5 (2), 11-22

En este texto, se realiza una revisión de la definición de la formación integral de un ser humano, desde el carácter formador de las instituciones escolares, como espacios donde los estudiantes se desarrollan en diversos sentidos, llegando a un punto donde la formación es algo dinámico, a través de acciones orientadas a la transformación de los sujetos (p.12), todo esto, para dar con el objetivo del estudio, el cual es el estadio y alcance de las investigaciones y prácticas y la formación para las investigaciones en los estudiantes. (p.13). Asume la posición de la importancia de la investigación, debido a que mira la formación como algo inherente del ser humano y ésta es una práctica que produce conocimiento (p.13).
También señala que la generación de un conocimiento es un quehacer de tipo práctico, vinculado con problemas y necesidades nacionales, institucional y comprometido y cuestionador de la construcción en cualquier práctica científica (p.14). Resume así, que generar conocimiento es complejo, al igual que formar para la investigación.
Define esto último como “fomentar y desarrollar en los sujetos una serie de habilidades y actitudes propias de la mentalidad científica” (p.14) Agrega que es “es un proceso social cultura e histórico en que los sujetos participan activamente en la búsqueda, adquisición y comprensión de los fundamentos filosóficos, epistemológicos y metodológicos, y de técnicas e instrumentos, que posibiliten la construcción de conocimientos científicos en un área determinada” (p.14).
La formación es definir el quehacer para la investigación y crear ambientes pedagógicos de enseñanza aprendizaje para que los estudiantes adquieran un panorama completo, así puedan ubicar y tomar las distintas acciones científicas que tengan por objetivo.
El aprendizaje genera las mismas prácticas de investigación y la investigación, en consecuencia, se convierte en un eje del currículo y de los cambios académicos de la institución educativa (p. 15 – 16)
El logro de lo anterior se realiza a través de estrategias y actividades donde el estudiante aprenda haciendo, es decir, actividades de tipo taller. Vista la investigación como estrategia para el aprendizaje, se genera la siguiente discusión luego de haber sido puesta a prueba:
- La investigación es vista como un medio nuevo de aprendizaje.
- La formación investigativa puede ser potenciada y desarrollada desde cualquier área.
- Las reuniones de área se conciben como espacios excepcionales para el desarrollo de discusiones teóricas, conceptuales y metodológicas para la investigación.
- El trabajo y las discusiones de las áreas contribuyen al desarrollo de la formación investigativa.
- Se debe flexibilizar la institución, en cuanto a estructura y organización académica y curricular para permitir el desarrollo libre y autónomo de la investigación.
- La experiencia y desarrollos institucionales con investigación resaltan en los contenidos donde se hayan investigado.
- Los logros quedan registrados como memorias.
- La sistematización de la investigación permite el mejoramiento de estas mismas, a través de reuniones para la autoevaluación de las actividades.
- Los estudiantes cuentan con compañía y asesoría durante el proceso investigativo.
- Los docentes tienen como criterio para el desarrollo de la investigación la contextualización con el contexto en que se desarrolla y, además, se le otorga libertad de cátedra al equipo docente.
- Se ha alcanzado estrategias metodológicas los propósitos de la formación investigativa, para cualquier área, es decir, una resolución de problemas de carácter interdisciplinario.
- El docente es quien dirige y propone las tareas y, además, una de estas estrategias es el trabajo en equipo, lo cual permite cubrir OAT en el curriculum.
- Enseñar y formar en investigación a los estudiantes implica lo mismo para el docente, es decir, es un aprendizaje recíproco.

El foco de lectura de este texto está dado por considerar a la investigación como un nuevo medio para el aprendizaje, por ende, la educación debe considerar la enseñanza o, mas bien, la formación en investigación para los estudiantes, ya que, es a través de esta, que se consigue desarrollar al hombre y trascender en su humanidad. La formación conduce al conocimiento, y generar un conocimiento resulta en un quehacer, es decir, en actividades y tareas que son dirigidas por un docente y además resultan trascendentales en el tiempo.

El texto, relacionado con el contexto de aula, resulta atractivo, porque propone un enfoque para rescatar la importancia de la investigación y de formar investigadores, como un aspecto inherente del ser humano, es decir, metodológicamente utiliza la investigación para llegar a las respuestas de lo que nos cuestionamos, tanto como actividades curriculares, como de cosas propias de la existencia.

Nussbaum, L. La discusión como género discursivo y como instrumento didáctico. En Hablar en clase. Cómo trabajar la lengua oral en el centro escolar (pp.19-28).

En este texto se desarrolla específicamente la discusión como un género e instrumento didáctico, es decir, que a través del diálogo se aprende. (p.19) La educación lingüística tiene dos metas, una como medio de aprendizaje y otra como objeto de reflexión, por lo tanto, explica la discusión como un género y como las practicas en el aula de este género actúa en función del conocimiento (p.20). Además, realiza la amalgama de las dos acepciones de discusión, que serpia conversar, debatir y disputar (p.20)
Para que la discusión surja como género, es importante asumir una simetría de los interlocutores, que no es siempre fija, es decir, se asume que uno sabe más que el otro, definiéndolo como una complementariedad (p.21). También, se señala que la discusión requiere un cierto grado de formalidad y que tiene una finalidad más allá de la relación social, por ende, el resultado de una discusión persigue la articulación de distintos puntos de vista sin afectar las imágenes individuales de las personas (p.21). Así entonces, resume la discusión como un género frágil que depende de cuatro factores: Complementariedad, cooperación, finalidad y formalidad. Cuando uno de estos se rompe la discusión pierde su sentido.
La discusión en el aula persigue la exploración y elaboración de conocimientos (p.23), debido a una secuencia en donde los estudiantes tienen mayor participación que el profesor, debido al carácter lícito de las intervenciones que efectúen los alumnos (p.24), “así entonces los alumnos podrán desplegar roles comunicativos mucho más variados que la elicitación (p.24). Además, se acepta desde la elaboración de la discusión por su carácter cooperativo y complementario, que los estudiantes organicen su discurso desde distintos modos. Es por esto que menciona las preguntas de tipo personal o mas reflexivas para que los alumnos respondan fuera del marco del contenido, para que participen entregando una reflexión personal y así entablar una discusión.
Esta participación de los estudiantes aumenta cuando la discusión de desarrolla en grupos (p.25). Además, si no hay una autoridad evaluadora hay mayor libertad para expresarse tomando riesgos que no harían en presencia de un docente. (p.25) Este tipo de discusión es complementaria, de cooperación y además simétrico entre ellos. Hay un riesgo de las actividades grupales cuando uno de los alumnos asume el rol de docente, lo que deriva en conversaciones entre los demás sin el objetivo planteado (abandono del tema, conversaciones no académicas, etc.) (p. 26)
Una de las conclusiones de este texto es que no es solo el trabajo del área de lenguaje el que permita “enseñar a hablar”, si no es trabajo colectivo de todos los docentes y de la institución (p.27) Los lenguajes específicos de cada área son los objetos de estudio, el contenido y permiten la reflexión. Que los docentes y estudiantes tomen conciencia de la discusión como un genero muy presente no solo permite que los estudiantes sean participantes activos de la sociedad, sino también para “poder detectar las relaciones entre lenguaje, poder y cultura” (p.27)
El foco principal del texto es proponer la discusión como un género discursivo que tiene una utilidad enorme en el aula, para distintos propósitos, sobre todo, el de generar conocimientos nuevos. Señala una discusión, más allá de conversaciones espontáneas o argumentales, sino más bien como una estrategia didáctica que aborda nuevos contenidos no solo desde la lingüística o las lenguas, sino desde cualquier área disciplinar.
Resulta interesante valorar el texto que nos abre una nueva perspectiva acerca de discutir y de “cómo discutir”, por ejemplo, en el desarrollo de una Practica generativa sobre discusiones productivas (6), donde, en primer lugar, el foco no está puesto en discutir como debatir, sino también en reformular, complementar, por lo que una discusión permite generar un conocimiento nuevo y compartido por los interlocutores.


Vilà i Santasusana (2004). Actividad oral e intervención didáctica en las aulas. Revista electrónica Glosas Didácticas, 12.

Este texto muestra una visión de las actividades orales en el aula desde un enfoque sobre las intervenciones que son posibles realizar, dentro de esta, para mejorar la calidad de la actividad oral de los estudiantes. Así entonces, desde la mirada en que “lo cierto es que en el día a día escolar y en las programaciones oficiales no se especificaban unos objetivos ni una evaluación sistemática de la lengua oral (p. 113), se desarrollan las intervenciones que permiten visibilizar las practicas orales, tanto para el docente como para los estudiantes. Lo que se propone son intervenciones didácticas que van más allá de la actuación espontánea de los estudiantes (p. 114)
Las actividades son las siguientes:
1.- Gestionar la interacción social: Géneros orales espontáneos propios del día a día: La intervención para esta actividad es realizar comentarios sobre aspectos pragmáticos y lingüísticos generales.
2.- Dialogar para construir conocimientos académicos: Doble función “hablar para escribir”. La intervención corresponde a la anterior y también el fomento de la participación del alumnado en la actividad oral y valorar la capacidad reflexiva.
3.- Exponer y argumentar conocimientos, opiniones de forma monologada: Géneros más complejos, es decir, se alejan de las prácticas cotidianas. La intervención pasa por la planificación del discurso oral.
Como segundo aspecto importante del texto se debe hacer un trabajo más específico y de corto tiempo para lograr lo anterior. Así entonces, se proponen las Secuencias Didácticas como eje para las actividades en el aula. Estas se definen como pequeños ciclos de enseñanza y de aprendizaje articulados en forma de secuencia temporal y orientados a la producción de un género discursivo (p. 117). Estas secuencias tienen un sentido progresivo para la realización de una tarea u objetivo final.
Las Secuencias didácticas se caracterizan por:
1.- Pequeños ciclos de enseñanza aprendizaje
2.- Objetivos concretos, limitados y compartidos
3.- Incorporan las cuatro habilidades: Hablar, escuchar, leer, y escribir
4.- Planificar actividades considerando relevante el contexto comunicativo
5.- Contemplan evaluaciones diagnósticas, formativas y sumativas.
6.- Usa pautas de observación o de control durante el proceso
7.- Permiten modificaciones en el proceso
8.- Dura entre 6 a 10 horas de clases

Las secuencias didácticas permiten mejorar las actividades orales considerando lo siguiente:
1.- Planificar lo oral y practicarlo con retroalimentación permite practicar el discurso oral y no centrarse solo como un producto final.
2.- La producción oral no es recursiva ni reversible, por lo tanto, trabajar lo oral frecuentemente permite ser mas cuidadoso y realizar correcciones (como en un texto escrito)
3.- En el discurso oral se deben manejar muchas variables en un momento determinado de tiempo, por lo que una planificación previa permite reducir estas variables o, al menos, controlarlas.
Por último, realiza tres sugerencias para las Secuencias didácticas:
Evitar secuencias didácticas excesivamente largas, ya que agotan a los estudiantes y se cae en la redundancia de actividades. La segunda es evitar la polarización en la negociación de los objetivos, tratando siempre de que estos sean compartidos por todos. Y por último, trabajar de forma detenida en un aspecto pequeño no implica una solución inmediata al problema, sino que se deben abordar en mas secuencias didácticas e implica un proceso lento y complejo.
El foco principal de este texto tiene que ver con las secuencias didácticas para el proceso de enseñanza.aprendizaje dentro del aula, considerándola como un eje organizador de las intervenciones didácticas para el desarrollo de la oralidad. La principal idea son las ocho consideraciones que se exponen para la elaboración de una correcta secuencia didáctica para un objetivo de aprendizaje, desarrollando la oralidad de forma primordial.

Resulta muy útil este texto con respecto al uso de las secuencias didácticas para trabajar metas a corto plazo y que permiten desarrollar aspectos precisos, para retomarlos constantemente si se desea planificar mediante esta manera. Esta manera de plantear las clases por el docente permite implementar un sistema que vuelve sobre objetivos ya vistos, de manera muy simples o cortas, y así adquirir una constante práctica, sobre todo de las habilidades que implica el eje de oralidad del curriculum.

Miras, M. (2000). La escritura reflexiva. Aprender a escribir y aprender acerca de lo que se escribe. Infancia y Aprendizaje, 89, 65-80.

El texto revisa algunos aspectos que permiten que la escritura sea una herramienta de reflexión personal y de desarrollo cognitivo. La autora expone que la concepción actual de la escritura dista en gran medida de la que se tenía hace algunos años, ya que: “numerosas aportaciones teóricas y empíricas han propiciado que la escritura haya dejado de considerarse únicamente desde una perspectiva estática, o como mero ejercicio de transcripción del lenguaje oral” (p.66). De esta manera, en la actualidad, la escritura se entiende como un proceso y tiene un papel fundamental en el aprendizaje y el pensamiento. Miras expone que la escritura tiene una doble función, por un lado, una función interaccional: la producción de textos permite la interacción de los hablantes. Por otro lado, una función ideacional: permite a los hablantes expresar conocimientos, ideas, sentimientos y creencias. A esto se agrega una tercera función, la epistémica, la cual: “hace referencia al uso de la escritura como instrumento de toma de conciencia y de autorregulación intelectual y, en último término, como instrumento para el desarrollo y construcción del propio pensamiento” (p.67). Esto implica que la escritura facilite el aprendizaje y el desarrollo del conocimiento sobre la realidad y sobre nosotros mismos, y si bien no es una función intrínseca de la escritura, en esta actividad es más efectiva dicha función por dos factores: las reglas y aspectos formales que rigen la producción escrita (mayor exigencia por parte del escritor) y la distancia entre el escritor y el lector (a diferencia de la lengua oral), debido a que implica que el escritor se anticipe a la lectura de un posible receptor, evitando ambigüedades.
Posteriormente, la autora presenta dos visiones actuales de la escritura como un proceso reflexivo, el de Flowers y Hymes y el de Scardamalia. En el primero, la escritura se entiende como un problema, el escritor “pone en funcionamiento una serie de estrategias o procedimientos heurísticos con la finalidad de delimitar el problema y tratar de acotar las posibles vías de solución” (p.70). El segundo modelo propone dos formas de escritura, la de decir el conocimiento y la de transformar el conocimiento: “decir el conocimiento explica cómo se puede llegar a producir un texto sin plan previo”, y transformar el conocimiento es “problematizar la escritura y establecer objetivos precisos”. Según Scardamalia, al problematizar la escritura se producen dos espacios: el del contenido y el retórico. Esta dialéctica surge cuando la solución a los problemas retóricos da espacio a la transformación del conocimiento, por lo que este modelo es entendido por Miras como el que explicita el carácter epistémico de la escritura.
De esta manera, la función epistémica de la escritura conlleva una serie de procedimientos y problematizaciones que debe hacerse el autor para poder comunicarse con un lector posible. En este proceso se activa la capacidad reflexiva del escritor, como experto, el cual va transformando su conocimiento a medida que escribe. Finalmente, la autora expone la necesidad de enseñar a escribir reflexivamente en el aula, los beneficios que se plantean es la posibilidad de que los estudiantes sean escritores activos y reflexivos, que no se queden solo en la escritura simple y concreta, sino que puedan conocerse a sí mismos y a su realidad en el proceso, donde: “más importante que el tipo de texto o la situación es que la tarea de escritura a la que se enfrente el alumno constituya ‘un problema de tensión entre lo que se quiere decir y la situación de comunicación’” (Cita en Miras 2000 p.77).

El texto en cuestión es interesante en cuanto plantea una visión de la escritura interesante, como proceso de reflexión y conocimiento donde no se considera el producto, sino el proceso de creación. Resulta importante indagar en esta función de la escritura, ya que puede favorecer el aprendizaje de los estudiantes en el aula. Desde un punto de vista pedagógico, los estudiantes se exponen usualmente a la escritura sin una guía adecuada, improvisando a medida que elaboran un texto. Si se considera la escritura como un proceso guiado, esto puede implementarse y mejorar notablemente el proceso de escritura de los estudiantes. Personalmente me parece que el texto aporta desde el ámbito educativo, sin embargo, creo que podría haber planteado formas concretas de llevarlo a cabo, más que la sola teoría sobre dos puntos de vista sobre la escritura.  

Vilá i Santasusana, M. La secuencia didáctica como metodología para la enseñanza y el aprendizaje del discurso oral formal. En C. B. M. Vilà i Santasusana, J. Castellá, A. Cros, M. Grau, & J. Palou (Ed.), El discurso oral formal. Contenidos de aprendizaje y secuencias didácticas (pp. 117-129). Barcelona: Graó

El texto resume los beneficios de la secuencia didáctica como metodología para la enseñanza y el aprendizaje de la lengua oral. La autora expone que, en los últimos años, algunos diseños curriculares han presentado los contenidos y objetivos de la lengua oral como distintos a la escrita, lo que genera una valoración de la primera. Esto, “ha tenido repercusiones en el profesorado porque ha generado tanto discusiones teóricas sobre la necesidad de enseñar las habilidades orales como insatisfacciones sobre la viabilidad como aprendizaje sistemático en determinados contextos educativos” (p.117). De estas discusiones surgen ciertos planteamientos que dan mayor viabilidad a las actividades de lengua oral en el aula; la necesidad de aclarar la finalidad, contenidos y metodología de la enseñanza de lo oral; la superación del espontaneismo y de la creencia en un desarrollo natural de la oralidad; el cuestionamiento de la visión que separa la lengua oral de la escrita; la coordinación entre lengua oral y escrita, y la necesidad de no limitar la enseñanza de la oralidad a usos informales y coloquiales de la lengua.
            Siguiendo los planteamientos expuestos previamente, la autora se propone responder algunas preguntas: ¿Qué esquemas nos pueden ser de utilidad para diseñar una secuencia didáctica? ¿Qué beneficios comporta de cara al aprendizaje el enseñar a planificar discursos orales? ¿Qué relación se establece entre objetivos, contenidos, actividades y evaluación? Con respecto a la primera interrogante, Vilá i Santasusana explica que una de las propuestas metodológicas más frecuentes es la derivación del trabajo por tareas, es decir, la creación de un producto discursivo oral enfocado en el proceso de la elaboración, donde se define a las secuencias didácticas como: “una propuesta de producción global, oral o escrita, que tiene una intención comunicativa, por lo que deberán tomarse en cuenta los parámetros de la situación discursiva en la que se enmarca y formular dichos parámetros de forma explícita” (p.120). Posteriormente se presenta un esquema formulado por Camps (1999) que contempla la preparación (planificación como momento de compartir con los estudiantes los objetivos de aprendizaje), la realización (involucra dos tipos de actividades: de producción de textos y las orientas a aprender las características formales de los textos y sus condiciones de uso) y la evaluación (disposición de instrumentos que faciliten la interacción entre profesorado y estudiantes conlleva a reflexión metacognitiva).
            Con respecto a la segunda pregunta, la autora expone que el modelo de secuencia didáctico centrado en la planificación del discurso oral se relaciona estrechamente con la evaluación formativa y tiene distintos beneficios: aprender durante el proceso de composición; componer y revisar mientras se prepara el discurso, es mejor revisarlo en el aula, ya que se puede ir monitoreando y revisando el avance en la producción oral; ayudar durante los ensayos, debido a que la realización de actividades breves en el aula permite a los docentes ver la competencia real de los estudiantes en cada actividad; atenuar la sobrecarga cognitiva, pues el que solo presenten el producto, dejando solos a los estudiantes en la preparación, implicaría una sobrecarga cognitiva al tener que preocuparse de muchas cosas cuando presentan.
            Sobre la última interrogante, la autora propone una estructura de la secuencia didáctica para la enseñanza y el aprendizaje del discurso oral formal a través de un esquema que se les entrega a los estudiantes donde se incluye: la definición de la tarea final, la selección de pocos objetivos y la relación de actividades con cada objetivo, donde cada actividad sigue el mismo esquema: se planifica, se produce, se evalúa y se revisa. Además, se presentan tres estrategias que ayudan en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lengua oral: en primer lugar, presentar la tarea final de forma clara a los estudiantes, en segundo lugar, analizar entre los estudiantes y el docente las características del género discursivo: a partir de este análisis se delimitan y concretan los objetivos que se van a trabajar en la secuencia didáctica. En tercer lugar, planificar lo que tienen que hacer, decir y aprender los estudiantes emisores y receptores: este enfoque bilateral de actividades es doblemente eficaz porque todos los alumnos desarrollan una función activa permitiendo que todos los estudiantes se involucren.
Finalmente, para la evaluación y revisión del discurso oral la autora expone que una secuencia didáctica es beneficiosa porque permite la reflexión metadiscursiva, entendida como: “el rol reflexivo de la producción lingüística que entra en juego si en el aula se crean actividades de lengua articuladas con situaciones de reflexiones sobre el uso” (p.127). este tipo de actividades permite que los estudiantes ensayen y reflexionan sobre los objetivos de aprendizaje y sobre los procesos metacognitivos que entran en juego. Lo anterior los ayuda a controlar e interiorizar el funcionamiento de reglas lingüístico discursivas y sociales del discurso. Así mismo, el aprendizaje se relaciona con la posibilidad de rehacer y mejorar aspectos concretos durante las actividades que forman parte del proceso de elaboración, ya que conlleva a una mejora del discurso final, porque la evaluación del alumno se fundamenta en proceso de aprendizaje.
El texto de Vilá i Santasusana sirve porque presenta esquemas y propuestas específicas para el desarrollo de secuencias didácticas del aprendizaje de la lengua oral. La propuesta de enseñar el discurso oral como secuencia, donde los estudiantes pueden aprender a través del proceso de elaboración y no únicamente en una instancia final permite tanto que los estudiantes tengan oportunidades reales de aprendizaje como la oportunidad de eliminar la valoración negativa que ha adquirido la evaluación en el aula.

Me parece interesante la propuesta de presentar a los estudiantes un esquema con la descripción del producto final y los objetivos de aprendizaje con sus actividades correspondientes, ya que permite que los estudiantes se hagan partícipes de su proceso de enseñanza, considerándolos como sujetos activos dentro del aula. Así mismo, entender la elaboración de un producto oral como un proceso, posibilita la corrección de errores usuales en los estudiantes que muchas veces de pasan por alto, aumentando las oportunidades de aprendizaje de los estudiantes.